martes, 31 de marzo de 2009

Barbanegra llega a Salamanca

Cultura | Exposiciones

"Dos personas saben dónde está mi tesoro: el diablo y yo. El que más tiempo viva podrá quedarse con él". Palabra de Barbanegra, el temible pirata que surcó los mares a comienzos del siglo XVIII y cuya bandera ondea, junto a las de sus amigos y enemigos, desde ayer en Salamanca.

Tesoros escondidos en una isla, barcos surcando los mares del Caribe llenos de monedas de oro, bebedores de ron con parches en el ojo y patas de palo o simplemente, piratas llenos de historias que contar. Todos ellos protagonizan la última exposición inaugurada en Salamanca y que lleva por nombre 'Piratas. Los Ladrones del Mar' y que analiza la historia, costumbres, objetivos... de estos legendarios personajes.

La comisaria de la muestra, Sandra Rodríguez, doctora en Arqueología y especializada en Arqueología Subacuática e Historia de la Navegación, ha recordado que durante sus años de trabajo en el mar del Caribe "encontrábamos muchos barcos que no podíamos identificar" por lo que se puso a investigar y "descubrí que los piratas fueron los grandes luchadores del mar contra las potencias mundiales, como España, Francia o los ingleses, pero todo por el botín".

Sin embargo, los piratas son tan antiguos como el comercio marítimo que empezaron a practicar los fenicios. Por culpa de su existencia, se crearon muchas rutas comerciales alternativas y quizás fueron los promotores del descubrimiento de América, puesto que los piratas berberiscos, auspiciados por el imperio otomano, tenían cerrado todo el Mediterráneo.

La exposición muestra como la vida en el mar era otra forma de respirar. Así, los piratas se agrupaban en el mar de las Antillas, donde crearon la Hermandad de las+ Costa, regida por leyes para protegerse entre ellos, elegir el capitán, repartirse el botín en igualdad o indemnizar a los mutilados por perder una mano o una pierna.

También hubo épocas donde estos ladrones del mar fueron héroes. Así, a Francis Drake le dieron el título de sir o los corsarios robaban con impunidad a los barcos de las naciones enemigas a cambio de dar una parte del botín al Estado.

La muestra, que tiene un carácter didáctico, se sumerge en la historia de los piratas del mundo clásico, en el Mediterráneo, en los mares de Oriente; en las azules aguas del Caribe, haciendo escala en la Isla de la Tortuga, y para por el Océano Índico para bordear la Costa de Malabar, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, donde los piratas atacaban a los barcos ingleses, holandeses y portugueses cuando doblaban el Cabo de Buena Esperanza.

En los 20 expositores de los que consta se exponen objetos originales y réplicas, como un peso de balanza romana de los siglos I-II, lucernas, una vasija kilix o una pulsera de plata con forma de dragón del siglo XVIII. También se pueden ver sextantes, astrolabios, ballestillas, brújulas y relojes de arena.


Fuente: Mundo

sábado, 21 de marzo de 2009

El timo de 'la Baldomera', o la primera estafadora piramidal

'El arte de la estafa' es un reportaje del suplemento Domingo del 22 de marzo de 2009

El martes 24 de marzo hará dos siglos del nacimiento de Mariano José de Larra. La herencia de Fígaro, su más popular seudónimo, no se limita a sus escritos o a su pensamiento progresista. Su hija, Baldomera Larra Wetoret, también tuvo fama, quizás más que su padre, debido a una rocambolesca y piramidal historia de ingeniería financiera.

Baldomera Larra fue "la primera 'gescarterista' de la historia financiera", según dejó escrito el cronista Luis Carandel

Pase que de manera cíclica surjan teorías que apuntan a que América no fue descubierta por los españoles, que Don Juan no tiene su origen en la literatura de Tirso de Molina y Juan de la Cueva y, lo que es más sangrante, que Cervantes no era español. Pero lo que no es de recibo, es que pretendan robarle el mérito a Doña Baldomera de ser la auténtica inventora del timo piramidal, lo que la convierte en la primera estafadora moderna de la historia. Y no es poco teniendo en cuenta que era mujer y su negocio funcionó en la década de los setenta, pero del siglo XIX.

El reconocido escritor Juan Eduardo Zúñiga, uno de los mayores conocedores de la vida y obra de Fígaro, estuvo preparando durante años una biografía sobre él que no pudo abordar solo. De aquella inmersión nació Flores de plomo (editorial Alfaguara), que la crítica ensalzó sin ambages y que gira en torno a situaciones y personajes que rodearon a Larra los días anteriores a su suicidio. Zúñiga también está al tanto de las andanzas de la hija de su investigado. La trata como de la familia, apeándole el doña y dejándola en un simple Baldomera. "La vida de ella y sus hermanos es muy tangencial, apenas convivieron con el padre, y no hay ningún estudio en profundidad sobre ella, quizás porque no lo requiere. Su madre, que era un poco simple y se decía que no tenía muchas luces, al enviudar recurrió a la propia reina para solicitar ayuda", dice de Josefa Wetoret, que pudo meter a su hijo en las escuelas pías y dejó a las dos chicas con ella. "Hicieron buenas bodas ya que eran atractivas y elegantes", cuenta Zúñiga.

Doña Baldomera casose con Carlos de Montemayor, médico de la Casa Real. Y su hermana Adela, que también hizo buena boda, tuvo más de un porqué con el mismísimo rey Amadeo de Saboya. Cuando el marido de Baldomera, afrancesado él, se quedó desplazado cuando el rey salió por patas en 1873 y llegó Alfonso XII, terminó yéndose a por tabaco a Cuba y dejó a Baldomera e hijos en situación harto precaria. Ella tuvo que acudir a prestamistas a los que pagaba un interés muy grande. Todo hace suponer que fue ahí cuando le vino la idea e inició sus operaciones prometiendo al que le dejaba una onza de oro que en un mes la devolvería duplicada.

Cumplió y se corrió la voz por Madrid. Cada vez atraía a más clientes y terminó fundando La caja de imposiciones, frente a la cual se formaban largas colas, primero en la calle de la Greda (hoy Los Madrazo), después en la plaza de la Cebada; y cuando el negocio fue boyante, en la plaza de la Paja (donde estuvo el teatro España). Operaba a la vista de todos pagando un 30% mensual, con el dinero que le daban los nuevos impositores. Se dijo que llegó a recaudar 22 millones de reales y Zúñiga cifra los afectados en 5.000. Su fama trascendió fronteras como lo demuestran periódicos de entonces como Le Figaro de Paris y L'Independance Belge de Bruselas.

Su método es el origen de los esquemas de Ponzi (1920), quien tras salir de la cárcel se convirtió en asesor financiero de Mussolini y al que muchos le atribuyen, doblemente equivocados, ser el primero en este tipo de estafas piramidales cuando la pionera es mujer y española, y en cualquier caso William Miller ya hizo una estafa piramidal en 1899. Se conocen otros casos como Gescartera (2001), Patrick Bennett (1996), Haligiannis (2005), Sofico (1974), Fidecaya (1982), Banesto (1993) o el reciente entramado de Madoff, entre otros.

Pero hay que dejar claro que la primera fue Doña Baldomera, a la que sus muchos agradecidos llamaron la madre de los pobres, aunque su apodo más popular era La Patillas por dos extraños tirabuzones que lucía pegados a las orejas. Cuentan que cuando se le preguntaba en qué consistía su negocio ella se limitaba a contestar: "Es tan simple como el huevo de Colón". Si le preguntaba cuál era la garantía de la Caja de imposiciones en caso de quiebra, contestaba impertérrita: "¿Garantía?, una sola: el viaducto", que precisamente desde entonces es elegido por suicidas para llevar a cabo su último acto.

La quiebra sobrevino en diciembre de 1876 cuando ella desapareció, con todo el dinero que pudo. Valle-Inclán en uno de sus últimos capítulos de El ruedo ibérico la sitúa huyendo en un barco, rumbo a Inglaterra, en el que también viajaba la gran leyenda de la anarquía: Mijail Bakunin.

A partir de ahí alcanzó su momento de gloria. Dos años después se tuvo noticias de que vivía bajo falsa identidad en Auteuil (Francia). El juez encargado del caso solicitó su detención y extradición, cosa que se hizo. Se celebró un juicio y esgrimió en su defensa que se fue porque terminó con menos ingresos que pagos por culpa de la guerra que le hizo la prensa.

La sentencia se publicó en la portada de El Imparcial y de La Época el 26 de mayo de 1879. Y como las mujeres malas siempre van a la cárcel se la condenó, a sus 42 años, a seis años de prisión. A su colaborador se le absolvió. A ella poco después, parece ser que gracias a una campaña de apoyo en la que firmaron desde gente sencilla hasta grandes aristócratas. Muestra de su popularidad son las canciones El gran camelo y Doña Baldomera.

Lo que pasó realmente tras su salida de la cárcel se pierde entre muchas versiones. Que vivió con su hermano Luis Mariano; que se fue a Cuba con su marido y cuando éste murió regresó a casa de su hermano transformada en "la tía Antonia"; que se fue a Buenos Aires donde murió a comienzos del siglo XX. Según Zúñiga, el hijo mayor de Larra, Luis, libretista de zarzuela, no quería que le relacionaran con el padre ni con las dos hermanas: "Debía tener miedo por el suicidio del padre, el devaneo de la hermana mayor con Amadeo y las estafas de Baldomera", comenta el autor de Largo noviembre de Madrid.

El inolvidable cronista Luis Carandel definió en EL PAÍS en 2001 a Doña Baldomera como "la primera gescarterista de la historia financiera" .

'El arte de la estafa' es un reportaje del suplemento Domingo del 22 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

Anastasia no sobrevivió

Un nuevo estudio prueba que toda la familia del zar fue asesinada

Un análisis de ADN óseo demuestra que nadie escapó a la matanza de los Romanov en 1918

ELPAÍS.com - Madrid - 11/03/2009


Nadie sobrevivió al asesinato de la familia Romanov, en el que murieron el último zar de Rusia, su mujer, sus cinco hijos y sus criados, tiroteados y rematados a golpes de bayoneta en 1918, en un sótano de Yekaterimburgo, en la Rusia central. A pesar de las leyendas que surgieron, nadie escapó de aquella matanza, según indica un reciente estudio científico, basado en restos de ADN, publicado en la revista on line Public Library of Science, citado por el diario británico The Independent.

Los expertos han reunido pruebas de ADN procedentes de dos tumbas cercanas a Yekaterimburgo que, en su opinión, concluyen que el zar Nicolás II y su esposa, la zarina Alejandra, murieron junto a sus cinco hijos, Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei, el príncipe heredero, que padecía hemofilia. Los siete miembros de la familia real, junto a su doctor y tres siervos, fueron asesinados por soldados bolcheviques del soviet de los Urales, que se habrían impacientado ante la posibilidad de que sus prisioneros fueran rescatados por las tropas de los rusos blancos. La única duda es saber si el cuerpo enterrado junto a Alexei en una tumba diferente del resto de la familia es el de María o el de Anastasia.

Casi inmediatamente, el crimen desató las teorías conspiratorias y las leyendas de que alguno de los vástagos, como Anastasia, habría escapado. Desde entonces, cerca de 200 personas han asegurado que descienden de alguno de los supuestos supervivientes. Todos estos rumores, a los que el estudio parece poner punto final, podrían haberse resuelto hace tiempo. No fue hasta 1991, con la caída de la Unión Soviética, que el geólogo Alexander Avdonin decidió hacer público que desde hacía casia una década conocía una fosa común cerca de Yekaterimburgo (la antigua Sverdlovsk).

Un equipo internacional de científicos analizó los restos óseos de nueve esqueletos y halló el ADN de dos progenitores y tres niños. Compararon el ADN con el de algunos parientes vivos de la dinastía Romanov y concluyeron que se trataba de la familia del último zar. Los otros cuatro cuerpos eran el del médico familiar y tres criados. Pero ¿dónde estaban los cuerpos de Anastasia y Alexei? La duda desató las teorías conspiratorias.

Eso fue hasta 2007, cuando un grupo de arqueólogos aficionados hallaron una segunda tumba a 70 metros de la primera, que contenía docenas de restos óseos humanos carbonizados que alguien había intentado quemar. "De los 44 fragmentos óseos y dentales presentes, fue posible determinar que por lo menos se trataba de dos individuos, una mujer y un hombre". Punto final al misterio.