viernes, 23 de mayo de 2014

Pompeya abre tres nuevas domus

Las casas pertenecían a ricos propietarios y en ellas hay mosaicos y frescos nunca vistos

 
Pompeya muestra al mundo pinturas espectaculares y mosaicos jamás vistos anteriormente. Tras largas tareas de restauración, el público podrá conocer la apasionante historia del arte y de la vida cotidiana de una época que guardan tres casas de la ciudad romana sepultada por las cenizas del Vesubio en el año 79 d.C.
Después de muchos sinsabores y críticas, porque durante largo tiempo el parque arqueológico más importante y famoso del mundo solo ofrecía noticias sobre sus derrumbes, robos y enormes deficiencias, ahora finalmente Pompeya responde con la grata noticia de la ampliación de la oferta de sus espectaculares tesoros.
Una de las casas pertenecía a Marcus Lucretius Fronto, un exponente de la alta de Pompeya, una de las familias más importantes de la ciudad, con una brillante carrera política. Considerada de modestas dimensiones (unos 460 metros cuadrados), cuenta con unos decorados de gran calidad. Sus frescos son tan refinados que podían ser la envidia incluso de Roma. Llaman la atención los cuadros principales que representan el triunfo de Baco y Arianna y los amores de Venus y Marte; los medallones con retratos de jóvenes, quizás los hijos del mismo Fronto; y los cuadritos, como si fueran postales, colgados de candelabros, con pinturas que muestran la costa y grandes villas a dos pasos del agua.
También pertenecían a dos familias distinguidas de Pompeya las otras domus que se han abierto por primera vez: la de Trittólemo y la de Rómulo y Remo. El nombre de esta última deriva de un fresco con la loba que amamanta a Rómulo y Remo, destruido por los bombardeos de los aliados en 1943. Las escaleras de mármol en la entrada y los objetos que se encontraron, finamente elaborados (un taburete de bronce, una caja fuerte) son un simple reflejo del alto nivel de vida de esta familia. En una de las habitaciones se encontraron cinco víctimas de la erupción del Vesubio, una de las cuales apretaba en su mano derecha una bolsa con monedas de oro y de plata, y en la izquierda tenía un anillo de oro y otro de bronce con una sigla referida a la importante familia romana Fabia, de la que procedían los sacerdotes que organizaban las fiestas para celebrar los orígenes de Roma.

Una casa suntuosa

La domus de Trittólemo era ya en el siglo II a.C. una suntuosa casa con dos atrios y dos peristilos, compuesta de un sector de representación y otro privado. El nombre de la casa lo recibe de un célebre fresco de Trittólemo, héroe de la mitología griega encargado de transmitir el arte de la agricultura. Después del 80 a.C., esta domus se transformó en una única propiedad junto a la domus de Rómulo y Remo, con modificaciones estructurales y renovación de las decoraciones, lo que testimonia, todavía hoy, la riqueza y la importancia del estatus de su propietario.
Quienes habitaban este tipo de casas (propietarios de tierras, comerciantes, políticos, exesclavos que habían hecho fortuna) vivían con un estilo de vida que se podía comparar con el de los senadores romanos: leían, se relajaban en las termas, viajaban, apreciaban el arte, amaban el teatro y los espectáculos de gladiadores.

Fuente: ABC

miércoles, 21 de mayo de 2014

Descubren tres sarcófagos de una cantante del coro sagrado del antiguo Egipto




Tres sarcófagos, cada uno dentro del otro, pertenecientes a una cantante del coro sagrado del Tercer periodo intermedio, entre las Dinastías XXII y XXIV (1070-650 a.C.), fueron descubiertos en la necrópolis de Saqqara, anunció hoy el ministro egipcio de Antigüedades, Mohamed Ibrahim.

Fuente: EFE, El Cairo | Emol.com, 17 de mayo de 2014


El hallazgo de los ataúdes de la cantante, que respondía al nombre de Ta Ajt, fue realizado por un misión francesa, en colaboración con el ministerio, durante los trabajos de limpieza y desescombro de la tumba de Maya, supuesta nodriza del rey Tutankamón, en la XVIII Dinastía egipcia (1550 a.C.-1295 a.C.).

Los sarcófagos se encontraban en el cementerio de Bastet, en la necrópolis de Saqqara, antigua Menfis, a las afueras de El Cairo.

Según señaló en un comunicado el egiptólogo Ali al Asfar, jefe del departamento de antigüedades egipcias en el ministerio, los sarcófagos, hechos de madera, fueron diseñados según la forma humana.




Dos de ellos, el del medio y el del interior, están bien conservados y mantienen vivas las pinturas que representan la cara de la difunta.

Todavía no se ha abierto el más pequeño de los tres sarcófagos, pero se cree que en su interior podría hallarse la momia de Ta Ajt.

Dentro del ataúd del medio se descubrieron varios instrumentos funerarios, como dos respaldos de madera para la cabeza y una caja de madera rectangular, con marfil en su interior.

Además, también se halló una colección de utensilios de belleza, como una cuchara con forma de gacela o dos contenedores de "kohl" para delinear los ojos.

Fuente: Terrae Antiquae

viernes, 16 de mayo de 2014

Descubren el esqueleto humano más antiguo de América en la Península de Yucatán, en México



Científicos y buzos de México y Estados Unidos han descubierto los restos humanos más antiguos de América, una joven de 15 a 16 años a la que han llamado "Naia", en una cueva inundada de la Península de Yucatán, según ha informado este jueves el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El esqueleto de Naia, el "más completo y genéticamente intacto" hallado en América, con una antigüedad de 12.000 a 13.000 años, fue descubierto en el sitio arqueológico denominado Hoyo Negro, ubicado dentro de una cueva inundada en el estado mexicano de Quintana Roo, en el sureste de México.
La investigadora Pilar Luna Erreguerena del INAH, pionera en arqueología subacuática, ha explicado que el análisis del ADN mitocondrial hecho durante tres años en Estados Unidos y Canadá coloca a Naia como el "eslabón que faltaba para confirmar el vínculo entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas en este continente".
La especialista ha añadido que los estudios genéticos permiten confirmar su linaje asiático Beringio (en referencia al puente terrestre que existió durante diferentes eras glaciales en lo que hoy es el Estrecho de Bering) y está vinculada con migraciones siberianas de un grupo que desarrolló cambios de adaptación al nuevo medio.

Fechado con la prueba de Carbono 14

Además de la técnica del ADN mitocondrial, la datación se hizo mediante los métodos de Carbono 14 y Uranio-Torio, según ha señalado el INAH en un comunicado.
En la investigación participan también el antropólogo y paleontólogo estadounidense James C. Chatters, y el arqueólogo Dominique Rissolo, también de Estados Unidos, quienes darán a conocer el hallazgo en la revista 'Science' de mayo.

Según la arqueóloga Luna Erreguerena, este descubrimiento coloca a México en "una posición sobresaliente" en relación a las investigaciones para aclarar el vínculo existente entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas actuales.
La especialista ha agregado que la edad del esqueleto fue confirmada además con estudios de semillas, carbón, guano de murciélago frutero y otros restos localizados en el sitio, así como por los cambios en el nivel del mar en la era de hielo.
Además del esqueleto de Naia, denominada así por las náyades, ninfas acuáticas de la mitología griega, fueron hallados restos de 26 mamíferos correspondientes a once especies del Pleistoceno Tardío, entre ellas un tigre dientes de sable, un perezoso de tierra, un tapir gigante y otros.

Esqueleto muy bien conservado

Chatters, autor principal del artículo que se publicará en 'Science', ha señalado que las excelentes condiciones de conservación del esqueleto, con un cráneo y dentadura en buen estado, han permitido realizar los análisis y lograr "un fechamiento tan preciso".
"Hoyo Negro es una cápsula de tiempo que ha conservado la información sobre el clima y la vida humana, animal y vegetal que existían al final de la última era de hielo", ha agregado.
Por su parte Rissolo ha destacado que "los cenotes y las cuevas inundadas de la Península de Yucatán son las fuentes más prometedoras para el estudio del hombre paleoamericano".

Concluyendo que todos esos sitios sumergidos que datan de la era de hielo ofrecen una "oportunidad única" para conocer la historia sobre la interacción del ser humano en un entorno prehistórico "completamente distinto del actual".

Fuente: RTVE.es/EFE

martes, 13 de mayo de 2014

Arqueólogos de EE.UU. creen haber hallado restos de la Santa María

Arqueólogos de EE.UU. creen haber hallado en el fondo del mar en la costa norte de Haití restos de la Santa María, una de las tres embarcaciones que utilizó Cristóbal Colón en 1492, según el diario británico The Independent.

Un análisis de fotografías submarinas tomadas en investigaciones realizadas por arqueólogos en 2003, junto con datos obtenidos por una exploración de reconocimiento submarino a principios de este mes, permitiron identificar de manera tentativa que los restos corresponden a la Santa María, según el arquéologo submarino Barry Clifford.

Con la nueva información, el arqueólogo pudo utilizar datos de las notas de Colón para deducir dónde los restos deberían estar, según la prensa.

"Hemos informado al Gobierno haitiano sobre nuestro descubrimiento, y esperamos trabajar con ellos y otros colegas haitianos para asegurar que el lugar es protegido y preservado", dijo Clifford.

"Una excavación será necesaria a fin de encontrar más pruebas y confirmar" que se trata del barco, señaló por su parte el profesor Charles Beeker, de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, que acompañó a Clifford en la reciente expedición de reconocimiento en aguas de Haití.

Fuente: BBC
Fuente original: The Independent

martes, 6 de mayo de 2014

Egipto, mucho más que faraones

Excavación española en Qubbet el-Hawa (Asuán)

La corneta suena a las 6 de la mañana. En pocos minutos, el amplio y colorido patio de la casa nubia de Asuán que cada año alquilan los miembros de la expedición arqueológica de la Universidad de Jaén en el sur de Egipto, es un hervidero de gente. Tras un rápido desayuno se guarda el material en grandes arcones y, antes de las siete, partimos hacia el yacimiento de Qubbet el-Hawa (en árabe, cúpula del viento)

Está cerca de la casa, a unos diez minutos a pie, así que subimos andando, rodeados de desierto, con la Luna todavía en el horizonte y el río Nilo a nuestros pies. Es el primer día de la campaña de 2014, la sexta que el equipo andaluz liderado por Alejandro Jiménez Serrano y Juan Luis Martínez de Dios excava en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, el lugar elegido por los gobernadores del sur de Egipto para pasar la eternidad.
Juan Luis Martínez de Dios (I) y Alejandro Jiménez, en la tumba QH33
Juan Luis Martínez de Dios (I) y Alejandro Jiménez, en la tumba QH33
El complejo funerario alberga casi un centenar de tumbas talladas en la roca de la colina, la mayoría pertenecientes a nobles del Reino Antiguo y el Reino Medio (2600-1750 a. C.) aunque también las hay posteriores. Muchas fueron reutilizadas en otras épocas. La necrópolis está situada a unos 130 metros de altura, enfrente de la moderna ciudad de Asuán, a la que se accede cruzando el Nilo en un breve trayecto en barco.
Los trabajos del equipo español se centran sobre todo en la tumba QH33 y en los numerosos enterramientos que allí han descubierto de finales de la Dinastía XII. "Cuando llegamos en 2008, a la entrada había cinco metros de arena que hubo que retirar", recuerda el arquitecto Juan Luis Martínez de Dios. Lo normal es comenzar la campaña a finales de enero, aunque este año han empezado más tarde de lo habitual, a finales de febrero, debido al nacimiento del segundo de hijo de Alejandro Jiménez, que ya se perdió el primer parto por estar precisamente en Egipto.

La restauradora Teresa López-Obregón y la egiptóloga Yolanda de la...
La restauradora Teresa López-Obregón y la egiptóloga Yolanda de la Torre analizan una vasija.
Cada campaña dura unas seis semanas durante las cuales se contrata a obreros egipcios para la parte más dura de la excavación, que es supervisada por un inspector que las autoridades asignan a cada equipo para comprobar que el plan se desarrolla según lo previsto y vigilar que no se roben piezas. Tal ha sido la cantidad de material arqueológico encontrado que han tardado cinco temporadas en acceder a la cámara funeraria intacta que descubrieron en 2008 y que este año va a ser restaurada.
También excavan varios pozos, uno de ellos de más de diez metros de profundidad, y van cribando cuidadosamente todo el material que va saliendo en los capazos buscando pequeñas piezas. Una tarea para la que hace falta paciencia y que, según confiesa la arqueóloga Yolanda de la Torre, es la parte más aburrida.
Las restauradoras Catalina Calero y Teresa López-Obregón no dan abasto para reparar los ataúdes hallados y las piezas que van sacando del yacimiento. Algunas están muy deterioradas por la acción de las termitas y los ratones.

Ángel Rubio, en uno de los pozos del yacimiento.
Ángel Rubio, en uno de los pozos del yacimiento.
La tumba 33 fue construida en el 1800 a. C, probablemente, por el hermano de Ameny-Seneb, un gobernador del sur de Egipto, para albergar un mausoleo familiar: "Originalmente pudo haber enterradas diez personas. Después fue saqueada y reutilizada. El gran periodo de ocupación, durante el cual enterraron a personas de todos los estratos sociales, fue entre el 850 a.C y el 550 a.C", relata Jiménez.

Enclave comercial y fronterizo

Vista de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en Asuán.
Vista de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, en Asuán.
Aquí no hay grandes tesoros como los que se han hallado en las tumbas de los faraones, pero el estudio de estos enterramientos y su entorno tiene una gran importancia para comprender la sociedad egipcia. Fue un enclave muy importante durante el Antiguo Egipto desde el punto de vista estratégico y comercial: "Era la frontera con la vecina Nubia (actual Sudán), pues era la última ciudad de Egipto. Era un lugar muy importante para el comercio con África y las poblaciones del desierto, pues por aquí entraba el incienso, la mirra, el oro, el marfil, maderas nobles como la caoba, plumas de avestruz, pieles de leopardo, aceites, perfumes. Y también personas", repasa el historiador.
De la mezcla de etnias que convivieron en esta zona dan testimonio las inscripciones, como la que decora la tumba del gobernador Herjuf (2200 a. C.) y en la que se relatan los tres viajes que hizo al centro de África, en uno de los cuales trajo a un pigmeo (es la primera mención a este grupo étnico). Pero la mejor prueba de esta diversidad son los cientos de cuerpos encontrados en esta tumba, de cuyo análisis se encargan Miguel Botella, Inmaculada Alemán y Ángel Rubio.

La investigación forense

"En este yacimiento hemos sacado ya más de 200 sujetos de distintas épocas, tanto viejos de 80 años como muchos niños. Hemos encontrado grupos étnicos muy curiosos. En Luxor los restos humanos son más homogéneos", relata Miguel Botella, que lleva 43 años trabajando como antropólogo físico forense. Para este doctor de la Universidad de Granada, que también estudió Arqueología y Medicina, se trata de su quinta campaña en Asuán, una cita a la que cada año hace un hueco entre los viajes que con frecuencia hace a países de América Latina para ayudar a las fuerzas de seguridad a esclarecer matanzas. Su trabajo en Egipto, en realidad, no es muy distinto al que hace con la policía.

Cristina Lechuga y Raúl Fernández fotografían los objetos hallados.
Cristina Lechuga y Raúl Fernández fotografían los objetos hallados.
"Aquí estudiamos las causas de la muerte y las patologías que sufrían. Hemos visto una gran cantidad de enfermedades infecciosas, sobre todo de niños. El Nilo era una maravilla y permitía que la población sobreviviera, pero al mismo tiempo tenía una contaminación tremenda y causaba muchas infecciones", relata. "En los adultos hay pocas fracturas y traumatismos, y muchas enfermedades degenerativas, por trabajos duros o procesos infecciosos y malnutrición. Su dieta era poco variada. También sufrían malaria", enumera mientras muestra el hueso de la cadera de un sujeto "en el que se ve perfectamente el proceso infeccioso". "Era un hombre y debía tener unos 20 o 21 años. Probablemente murió de una anemia producida por parásitos o por el agua, que fue minando su salud", diagnostica.

Máscara de cartonaje del gobernador Heqaib III (1800 a.C)
Máscara de cartonaje del gobernador Heqaib III (1800 a.C)
La vida que uno lleva deja huellas en los huesos y en esta zona había canteras de las que se extraía el granito rosa o la sienita para construir los templos egipcios y que hicieron mella en muchos ciudadanos que trabajaban en ellas.
Sonia Romón, encargada de catalogar y archivar el material.
Sonia Romón, encargada de catalogar y archivar el material.
De vez en cuando encuentran sorpresas, como una preciosa daga de marfil, madera, plata y bronce colocada entre las vendas de una de las momias. Las autoridades egipcias son muy estrictas y está prohibido tomar cualquier muestra o sacar los restos del yacimiento, así que los estudios forenses que pueden hacer son limitados aunque a veces se pueden hacer radiografías. ¿Qué haría Botella con estas momias en el laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada que dirige?: "Uf, haría maravillas, identificaciones en 3D. Podríamos reconstruir con un escáner la cara del individuo con unos parámetros bastante precisos", afirma.

La semana pasada, la apertura de una réplica de la tumba de Tutankamón para preservar la original y el anuncio del descubrimiento por parte de un equipo suizo de medio centenar de momias en el Valle de los Reyes ha vuelto a poner de manifiesto lo mucho que queda por descubrir y conservar en Egipto. Es algo que resulta evidente cuando se pasan unos días en una excavación y se comprueba la enorme cantidad de material que extraen. Que se lo digan a Sonia Romón, encargada de catalogar y guardar en otra tumba habilitada como almacén los materiales excavados en Qubbet el-Hawa.
Los arqueólogos calculan que apenas ha salido a la luz entre el 20% y el 30% de los restos del Antiguo Egipto. Pero para los especialistas extranjeros también es prioritario restaurar y conservar el patrimonio ya conocido para prevenir su deterioro.

Por ejemplo, la arquitecta de la Universidad de Granada Mari Paz Sáez Pérez, ha colocado testigos (una especie de rectángulos de yeso) en las tumbas excavadas en la roca en Asuán para vigilar año tras año su estado de conservación y planear estrategias para preservarlas. Además, investiga el urbanismo de la necrópolis estudiando la disposición de las tumbas.

De la Alhambra de Granada al sur de Egipto

Las químicas María José Áyora y Ana Domínguez, por su parte, se han traído de la Universidad de Jaén un espectrómetro Raman portátil con el que se disponen a investigar los pigmentos usados por los egipcios para ejecutar sus bellas pinturas. Se trata de una especie de láser que permite hacer análisis químicos no invasivos, es decir, no hay necesidad de tomar muestras ni de tocar la superficie. "Este equipo lo usamos en la Alhambra de Granada en un estudio para identificar los pigmentos y materiales de la Sala de los Reyes", relata Áyora. Su principal enemigo son las termitas, que producen compuestos orgánicos que pueden ocultar la señal que recibe el láser y complicar la identificación de los materiales.

Oliva Rodríguez, especialista en maderas, analiza muestras con su...
Oliva Rodríguez, especialista en maderas, analiza muestras con su microscopio petrográfico.
En otra tumba ha instalado su microscopio petrográfico Oliva Rodríguez, especialista en maderas. Con este instrumento investigará qué árboles usaban para fabricar sus ataúdes y estatuillas. La antracología, como se denomina su rama, permite también reconstruir el clima y la biodiversidad que había en el Antiguo Egipto, determinando así si había especies diferentes a las actuales. Al lado, los fotógrafos Cristina Lechuga y Raúl Fernández han colocado su improvisado estudio, desde el que fotografían los objetos que van saliendo sin cesar de los pozos.
A mediodía el calor aprieta. Aunque el termómetro marca 32º, con la humedad la sensación de calor es de unos 40ºC. Junto a la tumba de Sarenput II, famosa por sus pinturas, el egiptólogo José Manuel Alba Gómez y Ana Belén Jiménez, licenciada en Bellas Artes, se refugian del calor bajo una jaima mientras, respectivamente, van examinando y dibujando las piezas de cerámica.
Por la tarde el trabajo continúa en la casa, en una habitación habilitada como oficina. A última hora todos se reúnen para poner en común los avances que ha hecho cada uno, discutir los hallazgos y preparar la jornada siguiente. Participar en una campaña arqueológica en Egipto es un privilegio para ellos, aunque no reciben remuneración por su trabajo. El proyecto de Qubbet el-Hawa cuenta en 2014 con 30.000 euros de presupuesto, que aporta la Universidad de Jaén y la Asociación Española de Egiptología (AEDE). La situación de algunos egiptólogos no es mejor el resto del año pues, o bien están en paro, o tienen trabajos sin relación con la ciencia. En anteriores campañas, incluso han tenido que pagar de su bolsillo los billetes de avión.
José Manuel Alba Gómez y Ana Belén Jiménez examinan y dibujan...
José Manuel Alba Gómez y Ana Belén Jiménez examinan y dibujan objetos de la excavación.
Para Miguel Botella su hallazgo más importante durante sus campañas en el país del Nilo es haber demostrado que "el mito de que la civilización egipcia era rica y opulenta y vivía bien en todos los estratos sociales no es cierto. Excepto aquellos que gobernaban, la gente en general vivía en el límite de la supervivencia y muchos morían", asegura. "Si añadimos el exceso y la dureza de trabajo, tenemos estos monumentos maravillosos pero a costa del malestar de la gente".


Fuente: El Mundo