El primer 'graffiti' de Cádiz
"Eh, Balbo, ladrón" es el texto inscrito en una piedra del siglo I a.C. que los arqueólogos han hallado en el Teatro Romano · La placa estaba situada en la grada senatorial, donde se sentaba la élite de Gades
J. A. L. / Cádiz | Actualizado 31.01.2009 - 05:00Una de las novelas más imaginadas, que nunca escrita, por Fernando Quiñones -la que quiso dedicar al imperial Gades de los Balbo- habría encontrado ayer acomodo y enganche con el anuncio del hallazgo en el Teatro Romano de Cádiz de una piedra del siglo I antes de Cristo con una llamativa y gráfica inscripción latina: "Eh, Balbo, ladrón", escrita de forma críptica y posiblemente en el lugar del teatro donde se sentaba algún miembro de la familia Balbo para seguir las representaciones. El primer graffiti de Cádiz, o la primera pintada si lo prefieren, se pudo escribir a escondidas para denunciar públicamente alguna actuación irregular de un miembro de la élite de Gades.
La Delegación Provincial de Cultura informó ayer mismo del hallazgo a través de una nota de prensa. La inscripción apareció el pasado martes en el fondo de uno de los pozos que se han perforado en las obras del futuro Centro de Interpretación del Teatro Romano, un proyecto de los arquitectos Tomás Carranza y Javier Montero. Estas perforaciones verticales permitirán contemplar en un futuro partes del teatro ahora no visibles -gradas, por ejemplo, que se han conservado como se informó en septiembre intactas y en perfecto estado-. Los pozos también facilitan actualmente el trabajo de los arqueólogos, que pueden seguir trabajando y descubriendo la historia del teatro.
Así ha sucedido con esta inscripción-denuncia dedicada a Balbo, esculpida en una piedra de 80 centímetros de largo y 15 de alto, y que ha sido objeto de estudio por parte del arqueólogo gaditano Francisco Alarcón y por Juan de Dios Borrego y Ángel Ventura, ambos de la Universidad de Córdoba. Algunos datos de este primer estudio, al que seguirá uno más profundo, se dieron a conocer en la nota enviada desde la administración autonómica.
La primera investigación concluye que la inscripción fue hecha con puntero y mazo, no con cincel, de lo que se deduce que no se trata de una frase realizada en un taller, sino "de un grafito ocasional" escrito, dice la nota, "por un artesano con acceso a las obras de realización del teatro".
Francisco Alarcón señala en el comunicado oficial que la inscripción se colocó "boca abajo, para no ser vista, a modo de defixio o maldición para la persona que se sentaba allí".
Y hace también un pormenorizado análisis de la sintaxis que siguió el autor de la sentencia, que además trató de mantenerse en el anonimato al escribir una especie de jeroglífico o críptico con el nombre de la persona a la que quería acusar: "El grafito consta de tres palabras. La primera es latro, que significa 'ladrón'. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo. Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras BE cruzadas por una raya horizontal a modo de A y también de L. En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus. El resultado es pues: 'Latro, Balbe'".
La detallada argumentación del arqueólogo prosigue explicando que por la "forma críptica" de la inscripción se entiende que el autor tenía miedo a ser descubierto o castigado. Posiblemente, dice el primer estudio, la inscripción se grabó en el lugar de la grada que ocupaba "un tal Balbo" durante las representaciones: en la prohedria, también conocida como grada senatorial. De esta circunstancia se deduce que el acusado era un miembro de la élite social del Cádiz romano.
Cabe recordar que Lucio Cornelio Balbo, Balbo el Mayor, nació en Gades en el año 97 antes de Cristo en el seno de una poderosa y pudiente familia de origen fenicio y dedicada al comercio. Balbo, amigo y hombre de confianza de Cayo Julio César, llegó a ser en el año 40 a.C. el primer extranjero nombrado cónsul de Roma. Por su mediación se le otorgó la ciudadanía romana a todos los gaditanos.
La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, que ayer visitó el Teatro, anunció que la pieza se llevará al Museo Provincial para continuar su estudio.
La Delegación Provincial de Cultura informó ayer mismo del hallazgo a través de una nota de prensa. La inscripción apareció el pasado martes en el fondo de uno de los pozos que se han perforado en las obras del futuro Centro de Interpretación del Teatro Romano, un proyecto de los arquitectos Tomás Carranza y Javier Montero. Estas perforaciones verticales permitirán contemplar en un futuro partes del teatro ahora no visibles -gradas, por ejemplo, que se han conservado como se informó en septiembre intactas y en perfecto estado-. Los pozos también facilitan actualmente el trabajo de los arqueólogos, que pueden seguir trabajando y descubriendo la historia del teatro.
Así ha sucedido con esta inscripción-denuncia dedicada a Balbo, esculpida en una piedra de 80 centímetros de largo y 15 de alto, y que ha sido objeto de estudio por parte del arqueólogo gaditano Francisco Alarcón y por Juan de Dios Borrego y Ángel Ventura, ambos de la Universidad de Córdoba. Algunos datos de este primer estudio, al que seguirá uno más profundo, se dieron a conocer en la nota enviada desde la administración autonómica.
La primera investigación concluye que la inscripción fue hecha con puntero y mazo, no con cincel, de lo que se deduce que no se trata de una frase realizada en un taller, sino "de un grafito ocasional" escrito, dice la nota, "por un artesano con acceso a las obras de realización del teatro".
Francisco Alarcón señala en el comunicado oficial que la inscripción se colocó "boca abajo, para no ser vista, a modo de defixio o maldición para la persona que se sentaba allí".
Y hace también un pormenorizado análisis de la sintaxis que siguió el autor de la sentencia, que además trató de mantenerse en el anonimato al escribir una especie de jeroglífico o críptico con el nombre de la persona a la que quería acusar: "El grafito consta de tres palabras. La primera es latro, que significa 'ladrón'. A continuación, parece ser que el artesano comenzó a grabar un monograma, pero no convencido del resultado, lo borró con varios golpes de mazo. Finalmente escribió con letras grandes y profundas el testimonio definitivo, un monograma compuesto por las letras BE cruzadas por una raya horizontal a modo de A y también de L. En ellas se esconde el protagonista a quien se dirige la maldición o insulto: Balbe, vocativo de Balbus. El resultado es pues: 'Latro, Balbe'".
La detallada argumentación del arqueólogo prosigue explicando que por la "forma críptica" de la inscripción se entiende que el autor tenía miedo a ser descubierto o castigado. Posiblemente, dice el primer estudio, la inscripción se grabó en el lugar de la grada que ocupaba "un tal Balbo" durante las representaciones: en la prohedria, también conocida como grada senatorial. De esta circunstancia se deduce que el acusado era un miembro de la élite social del Cádiz romano.
Cabe recordar que Lucio Cornelio Balbo, Balbo el Mayor, nació en Gades en el año 97 antes de Cristo en el seno de una poderosa y pudiente familia de origen fenicio y dedicada al comercio. Balbo, amigo y hombre de confianza de Cayo Julio César, llegó a ser en el año 40 a.C. el primer extranjero nombrado cónsul de Roma. Por su mediación se le otorgó la ciudadanía romana a todos los gaditanos.
La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, que ayer visitó el Teatro, anunció que la pieza se llevará al Museo Provincial para continuar su estudio.
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