RUBÉN GARCÍA. A CORUÑA. Ropa, bolsas de plásticos y cartones, muchos cartones cubren los restos arqueológicos aparecidos en la calle Agar, en pleno centro de la ciudad, y que la lluvia y el viento han provocado que formen ya parte de los escombros. Bajo ellos, tumbas de la época romana pendientes de recuperar.
Los trabajos han permanecido paralizados durante meses y ahora el Ayuntamiento acaba de contratar a una empresa para lo que denomina como "puesta en valor" de los hallazgos.
El cementerio de la época romana apareció en un lateral del edificio del teatro Rosalía de Castro durante las excavaciones realizadas para la colocación de contenedores subterráneos. El Concello sólo pudo instalar dos de los depósitos de basura porque la Consellería de Cultura determinó la necesidad de que se conserven los restos arqueológicos, que aparecieron en ambos extremos del lugar donde se pretendían situar los recipientes.
Una vez que los contenedores quedaron ubicados en el lugar, la zona donde aparecieron los vestigios fue vallada para impedir el paso al público y el abandono en el que cayó con el paso del tiempo permitió que se haya convertido en un pequeño vertedero, enclavado en uno de los puntos más céntricos de la ciudad y a la vista de todos los turistas que pasean entre las calles Real y Riego de Agua.
El Gobierno municipal adjudicó de manera provisional el pasado 14 de noviembre a Dragados la "puesta en valor" de los vestigios hallados en la calle Agar y la finalización de los trabajos de los contenedores soterrados.
Bajo la dirección de una consultora externa y la supervisión de un técnico municipal, la recuperación del cementerio romano tendrá un plazo de ejecución de un mes y tres semanas "a partir del día siguiente al de la firma del acta de comprobación del replanteo", apuntó el Ayuntamiento en la resolución del contrato. El proyecto tendrá un coste de 134.797,50 euros, aunque inicialmente el Ejecutivo local preveía gastarse 135.000 euros.
La aparición de los restos arqueológicos retrasó el proceso de instalación de los contenedores subterráneos. La concejal de Medio Ambiente, la socialista Nieves Vázquez, apuntó en abril que el acondicionamiento de la zona estaría terminado en verano, pero lo cierto es que desde entonces apenas ha cambiado el aspecto que presenta la calle de Agar, muy transitada pese a sus reducidas dimensiones, puesto que comunica la confluencia de la calle Real y Riego de Agua con la avenida de La Marina.
La edil tampoco pudo precisar en abril dónde está previsto reubicar el antiguo quiosco de la calle Agar, que se hallaba en estado de abandono tras el cese de la actividad por parte del concesionario, aunque ya tenía sobre la mesa varias solicitudes para su recolocación en diferentes puntos de la ciudad, según confesó la propia Nieves Vázquez.
Un mes antes, en marzo, la Dirección Xeral de Patrimonio, dependiente de la Consellería de Cultura, desbloqueó el proyecto y autorizó al Ayuntamiento coruñés a continuar con las obras de la calle Agar, después de que en las excavaciones se encontrasen restos de un cementerio.
Según el informe, los trabajos de prospección dejaron al descubierto una necrópolis romana, en la que se pudo observar la existencia de diferentes tipos de enterramiento y que por debajo de estos se aprecia la posible presencia de otros dos estratos arqueológicos de épocas históricas anteriores.
El Gobierno municipal decidió entonces reducir el número de contenedores previsto para la calle Agar. En principio, no colocará ninguno además de los dos ya instalados, por lo que los restos descubiertos quedarán a ambos lados de la plataforma de los depósitos de basura, adosados a un lateral del Teatro Rosalía de Castro.
En más de una ocasión, en las excavaciones que se realizan en el centro de la ciudad para la ejecución de diferentes iniciativas han aparecido restos arqueológicos, como en Puerta Real, la Franja, O Parrote, Cantón Grande o Sánchez Bregua.
Fuente: A Coruña
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