DV. Desde el mes de septiembre se están realizando trabajos arqueológicos en un solar irundarra, justo enfrente de donde se tocan las calles Santiago y Bidasoa, próximo a la parroquia del Juncal. Un joven equipo de siete personas bajo el mando de Arkeolan. La donostiarra Zohartze Galán es la responsable sobre el terreno. «Estamos contentos, la excavación está yendo muy bien», asegura. Han desenterrado muchísima cerámica romana, además de otras piezas metálicas y de vidrio. Han encontrado lo que, parece que fue uno de los almacenes del puerto que Oiasso tuvo en lo que hoy es la calle Santiago y aún les quedan unos cuantos meses para seguir trabajando.
Mertxe Urteaga, directora del Museo Oiasso y responsable última del proyecto de excavación iba más allá. «Sabemos que debajo del almacen hay restos de otra cosa. Tendremos que esperar a ir retirando todas las capas una por una, para saber qué es exactamente». Habrá que esperar con ansiedad para saber qué es, de qué época...
Un trabajo real
Así es este trabajo. Pasando por encima de las ganas de llegar a esa novedad, el equipo arqueológico tendrá que avanzar metódico, capa a capa. Hasta febrero, tienen tiempo aún y asegura Galán que «será suficiente».
El otro tiempo, no el que les queda hasta cumplir los seis meses de plazo de los que disponían, sino el el meteorológico, está siendo, «siempre lo es», el mayor problema. «Si sólo es lluvia», comenta Galán, «trabajamos igualmente. Montamos unos invernaderos con plásticos y trabajamos dentro de ellos. Si se levanta mucho viento, poco hay que podamos hacer, pero hasta ahora, hemos tenido bastante suerte en esta excavación».
Hay otro impedimento relacionado con la lluvia. Según uno de las miembros del equipo, cuando hay marea alta, si llueve mucho, «la superficie sobre la que trabajamos se llena de agua y no hay nada que hacer más que esperar a que la marea baje...» Son problemas reales en un yacimiento real. Real, pero temporal. En el solar había cuatro inmuebles y unas huertas y a los mismos fines residenciales (ahora ya con garajes subterráneos incorporados) se destinará. Por eso desde Arkeolan agradecen a la promotora, Irunurpi, el detalle de haber avisado cuando creyeron encontrar restos que, efectivamente, se confirmaron como romanos.
Las construcciones anteriores hicieron que se perdieran gran parte de los restos. Cuenta Galán que ella y su equipo trabaja «como a metro y medio bajo la rasante de la calle. Donde estaba la zona de huerta es donde más cosas estamos encontrando. Donde se levantaban las casas se producen vacíos de restos, aunque bajo una de ellas sí estamos encontrando algunas cosas».
Aunque ya es evidente la importancia arqueológica de la aparición del almacen, habrá que esperar para que los arqueólogos valoren y contextualicen el descubrimiento. De momento, viene a confirmar las suposiciones con las que trabajan en el Museo, cuya representación de Oiasso en una maqueta atribuía esos espacios precisamente a almacenes, «sólo que nosotros los veíamos en un sentido y están en el otro», aclara Urteaga. En cuanto a esos otros restos, anteriores al almacen, que se esconden bajo él, también requerirán de espera, tanto para saber qué son como para asumir qué añaden al concepto que tenemos del Irun antiguo.
Fuente: Diario Vasco
Aunque ya es evidente la importancia arqueológica de la aparición del almacen, habrá que esperar para que los arqueólogos valoren y contextualicen el descubrimiento. De momento, viene a confirmar las suposiciones con las que trabajan en el Museo, cuya representación de Oiasso en una maqueta atribuía esos espacios precisamente a almacenes, «sólo que nosotros los veíamos en un sentido y están en el otro», aclara Urteaga. En cuanto a esos otros restos, anteriores al almacen, que se esconden bajo él, también requerirán de espera, tanto para saber qué son como para asumir qué añaden al concepto que tenemos del Irun antiguo.
Fuente: Diario Vasco
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