lunes, 23 de junio de 2008

Reanudan excavaciones en la laguna de Sayula (Mexico)

El INAH y la UdeG exploran La Picota, uno de los sitios con vestigios arqueológicos de la tradición Sayula. El proyecto tiene el registro cronológico más completo de las culturas del Occidente del país.

Los trabajos arqueológicos en el montículo de La Picota han descubierto uno de los complejos prehispánicos más importantes del Sur del estado. Foto: Prensa Inah


21-Junio-08
Tener una mina de sal tierra adentro le dio una importancia especial a la región de la cuenca de la laguna de Sayula, Jalisco, porque los pobladores no tenían que ir hasta la costa para obtenerla. Es un recurso que controlaron y del cual obtenían fuertes ingresos. En este sentido la laguna de Sayula fue similar al lago de Texcoco en el Altiplano Central y de ahí la importancia y singularidad de los sitios prehispánicos que se asentaron en sus alrededores, donde la sal fue un elemento cultural y de codicia comercial.

A través de investigaciones realizadas desde 1990 en los cerca de 200 kilómetros cuadrados de extensión de la región, que abarca cinco municipios del estado (Amacueca, Techaluta de Montenegro, Teocuitatlán de Corona, Sayula y Atoyac), se han detectado por lo menos 200 sitios arqueológicos, cinco de los cuales parecen haber sido importantes centros políticos y religiosos.


Uno de esos sitios es La Picota, donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad de Guadalajara (UdeG) reanudaron excavaciones a principios de mayo, como parte del Proyecto Arqueológico de la Cuenca de Sayula. De acuerdo con los especialistas, La Picota debió ser, en el periodo Epiclásico (640-900 dC), uno de los complejos prehispánicos más relevantes del Sur del estado y quizá el más importante de la cuenca.

Su estudio aportará datos sobre la época de auge en toda la región, cuando floreció el Complejo Sayula, toda vez que ahí se encuentran identificadas estructuras monumentales de esa tradición cultural; especialmente, la investigación permitirá ampliar el conocimiento de la arquitectura de la tradición Complejo Sayula y de la elite gobernante.

El proyecto es dirigido por la arqueóloga Catherine Liot, de la Universidad de Guadalajara, y se realiza conjuntamente con el INAH, bajo la coordinación del arqueólogo Otto Schöndube, y con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Schöndube informa lo anterior y explica que La Picota, ubicada en el municipio de Techaluta, entre el poblado del mismo nombre y las orillas del lago seco, es uno de los pocos sitios del estado que tiene arquitectura que se puede considerar monumental.




“El sitio, del Clásico Tardío (alrededor del año 500 dC), abarca más de 120 hectáreas, en las cuales se localizan tres conjuntos arquitectónicos dispersos entre sí, ya que en esta región no son usuales las construcciones continuas como sucede en los sitios del Altiplano. A través de las excavaciones que se llevan a cabo este año queremos incidir en la época de auge de la región, que fue cuando floreció el Complejo Sayula”, comenta el arqueólogo, quien agrega que, además, la investigación pretende “definir los elementos de la clase que tuvo el poder en la región, porque hasta ahora nuestro trabajo se había centrado en manifestaciones de la población en general”.

Otto Schöndube aclara que todavía no se tienen “datos importantes de la arquitectura desarrollada por esta tradición, así que iniciaremos un análisis sobre el tipo de arquitectura y las técnicas constructivas. Entre otras cosas, se pretende comprobar si la separación entre los conjuntos arquitectónicos indica que cada uno tuvo un servicio diferente”.

En la temporada de campo que comenzó, los arqueólogos fundamentalmente explorarán el conjunto del lado sur del sitio, donde anteriormente, por medio de calas, identificaron un periodo de ocupación largo e incluso materiales coloniales. En temporadas de trabajo anteriores también se levantó un plano topográfico; sin embargo, los especialistas consideran que es necesario hacerlo más exacto.

Cabe resaltar que la cuenca de Sayula es una de las pocas regiones del estado de Jalisco estudiada a través de un proyecto de trabajo continuo de años. Schöndube explica: “El Proyecto Arqueológico de la Cuenca de Sayula comenzó en 1990, con la participación de tres instituciones: el INAH, la UdeG y Orstom, un grupo de investigadores franceses encabezado por el arqueólogo Jean Pierre Emphoux”. Agrega que, a través de este proyecto, “se llevaron a cabo exploraciones de campo hasta 1997 y los tres años siguientes se dedicaron a trabajo de gabinete. De 2000 a 2004 se trabajó el sitio de La Peña”. En 2000-2001, Bruce Benz y Marcus Winter trabajaron en abrigos rocosos. Es hasta este 2008 que reinician las temporadas de campo con las excavaciones en La Picota, que es el tercero de los sitios mayores de la cuenca que se excava de manera amplia.

El proyecto se ha desarrollado en tres etapas: en la primera participaron las tres instituciones, mientras que la segunda y la tercera fueron obra conjunta del INAH y la UdeG. Respecto al origen del proyecto, Schöndube narra: “Empezamos caminando. Prácticamente recorrimos a pie toda el área viendo lugares, tomando muestras de tierra, analizado cómo se podían colocar en el tiempo los vestigios y elaborando mapas. Encontramos no menos de 200 sitios arqueológicos que van desde pequeñas rancherías hasta centros bien desarrollados de mediano tamaño, entre ellos los cinco centros rectores: La Barranca del Águila, Cerritos Colorados, La Peña, La Picota y Santa Inés”.

Después, añade el arqueólogo, “seleccionamos puntos para hacer excavaciones, para obtener muestras de cada periodo cultural. Con el correr del tiempo hicimos varias temporadas de campo y a la fecha tenemos cubierta una cronología muy bien establecida desde 500 aC hasta la llegada de los españoles”.


Principales descubrimientos

Entre los descubrimientos más importantes del Proyecto Arqueológico de la Cuenca de Sayula se encuentra el haber comprobado la invasión tarasca en tierras de la cuenca para obtener la sal que se produce en el lecho de la laguna, ocasionando “la llamada guerra del salitre”. Cabe resaltar que la laguna de Sayula es un lago cerrado, no tiene salida y por lo tanto hay mucha evaporación, por lo que las sales se concentran en su lecho.

Schöndube explica que antes de las excavaciones dicho conflicto era un mito; con el trabajo arqueológico se comprobó que hubo una incursión tarasca, pero queda por probar si fue bélica o de otra índole, porque han encontrado objetos tarascos de cerámica, orfebrería y obsidiana pulida, además de entierros que indican un biotipo diferente a la población de la región.

También se descubrieron tumbas de tiro: “Además de las tradicionales, construidas en tepetate y que se localizaron cerca de Sayula, se encontraron tumbas de tiro cuyas características las hacen únicas, porque no son sólo las cavidades excavadas bajo tierra, sino que sus paredes y el tiro que comunica con el exterior están recubiertos con lajas de piedra, formando una especie de falsas bóvedas”.

Estas características, indica Schöndube, “se deben a que el terreno del lugar no permite que las cavidades excavadas se mantengan por mucho tiempo, entonces se les colocaron las piedras con la finalidad de que no se desplomaran”. Las tumbas de tiro son monumentos funerarios construidos en el subsuelo, cavando el tepetate, cuya dureza evita el peligro de los derrumbes. El “tiro” es un pozo vertical que lleva a una o varias cámaras que pueden ser de forma ovalada, redonda o cuadrangular. Esta clase de depósitos mortuorios sólo se han localizado en los estados de Nayarit, Colima, Michoacán, Zacatecas y Jalisco.

De acuerdo con Schöndube, también es importante el hecho de que se tiene recuperada la primera muestra amplia estadísticamente válida de restos humanos prehispánicos para la región de Occidente y un conocimiento general de la región.

“Trabajamos una gran cantidad de entierros, por eso nuestros estudios tienen un valor estadístico más fuerte y podemos generalizar. Tenemos vestigios de presencia cultural al menos desde diez mil años aC, entre los que se encuentran unas puntas clovis. También encontramos evidencias de cinco mil años aC. Pero la secuencia con más cantidad de materiales, y por lo tanto mejor establecida, que pudimos identificar va de alrededor de 500 aC a la conquista española. De es periodo tenemos el registro más rico, más abundante, más completo del Occidente”.

*Con información de Guillermina Escoto/INAH

Algunos resultados

De acuerdo con Otto Schöndube, entre las fases más importantes que han identificado los arqueólogos en este amplio intervalo cronológico están Amacueca, Aztatlán (o Complejo Aztatlán) y Sayula. En relación a la época de tumbas de tiro encontradas en la zona se identificaron las fases Verdía y Usmajac

Investigadores que han participando en el proyecto han obtenido importantes premios a partir de su trabajo en la cuenca, entre ellos el Antonio Caso, otorgado por el INAH. Además, algunos estudiantes obtuvieron becas para realizar posgrados en Francia

Fruto del proyecto se han publicado dos libros: Arqueologia de la Cuenca de Sayula, coordinado por Francisco Valdez, Otto Schöndube y Jean Pierre Emphoux Coodinadores (UdeG/Institut de Recherche pour le Developpement, 2005), y Transformaciones socioculturales y tecnológicas en el sitio de La Peña, Cuenca de Sayula, Jalisco, coordinado por Catherine Liot, Susana Ramírez, Javier Reveles y Otto Schöndube (UdeG/INAH, 2006).

Fuente: Público (Guadalajara, Mexico)


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