sábado, 17 de enero de 2009

¿Nació el castellano en Cantabria?

MANUEL ANSEDE - Santa María de Valverde (Cantabria) - 25/09/2008 20:34

A mediados del siglo VI, un pastor llamado Emiliano se refugió en el solitario valle de Valderredible, en el sur de Cantabria, para entregarse a la contemplación y la penitencia. Poco a poco, su modo de vida asceta comenzó a atraer a más ermitaños, dispuestos a seguir las enseñanzas de aquel anacoreta, posteriormente conocido como San Millán. Los eremitas, llegados de diferentes comarcas del norte de España, crearon una comunidad en las cuevas excavadas en el valle. A la muerte de Emiliano, en el año 574, multitud de peregrinos acudieron a las iglesias rupestres de Valderredible para venerar sus restos mortales, configurando un núcleo en el que se revolvieron los dialectos de los viajeros a lo largo de los siglos VII y VIII. El nuevo idioma resultante, germen del castellano, se diseminó con facilidad gracias al prestigio del idioma hablado por los eruditos anacoretas de Valderredible. Y así nació el español.

Este relato, indemostrable por la ausencia de documentos gráficos, resume las conclusiones de la polémica investigación que desarrolla el director del Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Tennessee (EEUU), el filólogo Gregory Kaplan, sobre el origen del castellano.

Kaplan dice que Gonzalo de Berceo mintió al ubicar en La Rioja el oratorio de San Millán

Su teoría ha removido, claro, los estómagos de los estudiosos del monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, cuna del castellano escrito. Para Kaplan, el primer poeta en lengua castellana de nombre conocido, Gonzalo de Berceo, mintió en su Vida de San Millán (siglo XIII) cuando situó el oratorio del santo en territorio riojano, en lugar de en el sur de Cantabria, como sostuvo, en cambio, San Braulio de Zaragoza en su obra Vida de San Millán, escrita tan sólo unos 70 años después de la muerte del pastor. Para el investigador estadounidense el oratorio de San Millán estuvo, posiblemente, en la iglesia de Santa María de Valverde o en la de Campo de Ebro, en pleno valle montañés de Valderredible.
“Yo no he inventado el origen cántabro del castellano, pero soy el primero que intenta comprobarlo de manera científica”, explica Kaplan, enfrascado en los últimos detalles de su trabajo, que se publicará en la primavera de 2009. En su opinión, el “patrón” actual de la teoría es el profesor de la Universidad de Londres Ralph Penny, experto en historia de la lengua castellana. Aunque Penny lo niega. “En ninguna de mis obras he buscado el origen del castellano”, se desmarca.

A juicio de Penny, el estudio de Kaplan falla desde la base: “Es falso que exista una cuna concreta del castellano, no hay un momento en el que nazca el romance hispánico, sino que es un proceso continuo a raíz de la mezcla de dialectos durante la Reconquista”. Para Penny, autor de Gramática histórica del español y coautor de Historia de la lengua española, la polémica búsqueda del origen del castellano va más allá del ámbito científico. “En general, no hablamos de controversias lingüísticas, sino políticas”, apunta.

Intereses políticos

El presidente cántabro, Revilla, fue el primero en hablar sobre la investigación

El estudio de Kaplan no se libra de esta politización. Fue el propio presidente del Gobierno de Cantabria, el regionalista Miguel Ángel Revilla, el primero que habló sobre este trabajo, durante una charla en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander. Y el mismo Revilla prologó el último libro de Kaplan, El culto a San Millán en Valderredible, publicado por la Consejería de Cultura cántabra.

Para los más críticos, el estudio del profesor de Tennessee no es más que un empujón al proyecto de Revilla de crear un Centro Internacional de Estudios del Español en la localidad de Comillas. Kaplan se defiende de esto con humildad: “Entiendo las críticas, porque en el pasado se utilizó el origen del castellano como propaganda de causas políticas”. De hecho, el filólogo estadounidense, casado con una cántabra, admite que su ensayo no es una excepción. “Yo he hablado con Revilla sobre mi estudio y estoy de acuerdo en que se utilice como publicidad del centro de Comillas, porque es una investigación científica; yo no falsifico datos, como [hizo] Gonzalo de Berceo”, argumenta.

La filóloga María Jesús Torrens, del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (del CSIC), resta importancia a las teorías de Kaplan. “No es nada novedoso decir que el castellano nació en el sur de Cantabria, es una de las teorías más aceptadas, aunque no hay manera de demostrarlo sin respaldo documental”, señala.

"Para la mayoría de lingüistas no tiene mayor importancia si nació en un valle o en otro"

A juicio de Torrens, en España hay “un gran interés político en que los primeros testimonios de la lengua sean de aquí o de allá”, pero la investigadora pone en duda que esta disposición motive el falseamiento de los estudios científicos. La filóloga, sin embargo, destierra ese objetivo en el ámbito académico: “Para la mayoría de los lingüistas no tiene mayor importancia si nació en un valle o en otro”. La cuna del castellano, si existe, sólo importa, pues, a los políticos.


"Fachada" de la iglesia de Arroyuelos, muy cerca de la localidad del mismo nombre, en el valle cántabro de Valderredible.

No hay comentarios: